Son novatos como actores pero ya saborean el éxito gracias sus papeles de chicos con poderes sobrenaturales.
Les queda mucho para cumplir los 30 pero ya saben lo que es el éxito. Son guapos, disfrutan con su trabajo, arrasan entre niños y adolescentes y, además, son amigos. Ana Fernández, Maxi Iglesias y Luis Fernández reúnen los domingos, en Antena 3, a más de tres millones de espectadores que siguen sus peripecias en Los protegidos. Antes de desvelar sus secretos, manías y sueños, adelantan qué les pasará a sus personajes en esta segunda entrega.
“Ángel es malísimo, todavía no hemos visto nada”, avanza un misterioso Maxi. Su personaje quiere destruir a su hermano Culebra (Luis) y en este maquiavélico plan “se va a encontrar con alguna dificultad, sentimientos hacia Sandra [Ana] y hacia otras personas. No va a ser fácil”, añade el actor, satisfecho con el reto de interpretar a alguien tan malvado.
“Tenía ganas después de encarnar durante tres años a Cabano en Física o Química, aunque no deja de sorprenderme lo inteligente, calculador y frío que es. Ha sufrido mucho y por eso se comporta así. Ha estado mucho tiempo con los malos, maquinando. Su maldad tiene que ver con su infancia y la de su hermano… Pero todo eso ya se verá”, señala.
Culebra, por su parte, desconoce el parentesco que le une con Ángel y desconfía cada vez más de él. “Pero nadie le cree –se lamenta Luis–, es igual que en el cuento del lobo. Culebra tiene fama de conflictivo y ni Sandra ni los demás le ven nada raro. No sospechan, pero a él le desconcierta mucho que sea tan perfecto y tan correcto en todo”.
“Es que Sandra cree que está celoso”, aclara Ana, su enamorada en la ficción y su pareja fuera de la pantalla. En los próximos episodios los dos van a sufrir mucho. “Culebra ya sabe que siente algo por Chispita y al revés, pero ella está muy tirante”, insiste Luis.
El nuevo miembro de la familia Castillo Rey será de gran ayuda para que Sandra controle sus poderes y no reviente la instalación eléctrica más próxima. “Habrá que esperar hasta el final para saber por qué, pero conseguirá dominarlos”, anuncia Ana.
En su opinión, el éxito de esta historia de Ida y vuelta dirigida, entre otros, por Iñaki Mercero –hijo del creador de Farmacia de guardia– radica en que “hay amor, humor, poderes, niños, una música preciosa… Es una serie que puede ver toda la familia”. Maxi considera que Los protegidos funciona porque “con los tiempos que corren, la crisis, etc… te transporta a un mundo distinto y mágico; te evade”.
Está seguro de que por eso hay un boom paranormal en cine, televisión y literatura. “De la saga Crepúsculo he visto las pelis, no he leído los libros, pero las de zombis me encantan”.
Luis está con él: “¡The Walking Dead es genial!”. Y Ana es más práctica: “Los directores y productores se han dado cuenta de que para ganar dinero hay que confiar en estos productos”.
Todos están de acuerdo, además, en lo satisfactorio que es tener una audiencia mayoritariamente infantil. “Hace ilusión ser ídolo de los niños. Se creen que tenemos poderes de verdad. Su cara de felicidad cuando nos ven es un orgullo; les haría una foto y la pondría en casa”, dice Luis. Los pequeños le encantan y lo demuestra visitando niños enfermos en los hospitales: “No solo les ayuda a ellos, también a nosotros”.
Otro punto en común del trío es que querrían tener el despliegue de poderes que vemos en la ficción: Culebra se hace invisible, Ángel atraviesa paredes y Sandra, aunque le cuesta dominarse, es toda electricidad.
A Luis le gustaría “cambiar el mundo, pero como no puedo, desaparecería para divertirme”. “Yo iría a un concesionario, abriría un coche y me lo llevaría”, bromea Ana. Sin embargo, Maxi cambiaría el suyo por el de Lucas [Mario Marzo] “para poder transformarte en quien quiera”.
Para todos, este trabajo es mágico. En el caso de Luis es su debut; le descubrieron por casualidad: “Me vieron cuando hacía de trilero en un videoclip de Darmo, el rapero al que le hago los coros. Y aquí estoy, dos años en liga profesional”, bromea sin olvidar su pasado como jugador de fútbol sala.
“Llegué hasta Nacional B, con el equipo de Colmenarejo, Madrid. Pero tenía las rodillas chungas y lo dejé. Es el único deporte que hago”. De los 18 a los 24 años –ahora tiene 26– trabajó “en un registro de la propiedad de Madrid. Quería ser actor, pero había que comer”, explica.
¿Y cómo llevas el acoso de las fans? “Son peores las señoras de 50 que iban al registro que las adolescentes”, bromea. Ni a él ni a Ana les molesta ser ídolos de los jóvenes aunque a veces sí les incomoda.
“Que te persigan media hora por un centro comercial o que toquen todos los telefonillos del edificio es un agobio. Un día no pasa nada, pero todos… A veces no se controlan y a mí las masas me dan miedo”, asegura Ana muy seria.
Además de profesión y serie, Luis y Ana comparten piso y tareas domésticas. “Odio fregar y aunque sé planchar, no lo hacemos ninguno. El truco está en tender bien”, dice él, que además se considera un maestro de la cocina: “Me gusta y sé hacer de todo: un cordero, lasaña… Mi especialidad es el pollo frito, que parece fácil pero es difícil darle el punto”.
A sus 21 años, Ana es metódica y ordenada. “Intento ser lo más organizada posible”. No soporta pasar la aspiradora y no le emociona cocinar. A cambio, “disfruto limpiando el baño, me entretiene, y como soy escrupulosa prefiero hacerlo yo. Y fregar los platos me tranquiliza, lo tomo como un reto”.
Además de salir, ir al cine o cenar fuera, les gusta ver la serie juntos. “La disfrutamos, pero también es trabajo, para ver qué podemos mejorar”, cuenta Luis. En lo que discrepan es en el descanso, reconoce Ana. “Siempre estoy cansada, tengo la tensión muy baja y necesito dormir 12 o 14 horas; y no es posible. Me levanto peleada con el mundo y es mejor no hablarme en media hora”. Todo lo contrario que su pareja: “No me importa madrugar y me levanto con una sonrisa”.
Desde que Maxi llegó a la serie, lo han incorporado a sus planes . “Salimos juntos, nos vamos de vacaciones… Es como nuestro hermano pequeño”, dice riendo Ana. “Maxi y yo sufrimos en la serie y en el campo, viendo al Atleti”, añade Luis.
Pese a sus 20 años recién cumplidos, el ‘nuevo’ tiene más experiencia, ya que desde los 6 ha encadenado papelitos en películas o series como Hospital Central, Amar en tiempos revueltos, Cuéntame… hasta su consagración en Física o Química. “Cuando que llegué a Los protegidos tenía algo de miedo porque habían empezado todos juntos, eran como una familia, y no sabía cómo me iban a recibir, pero enseguida me sentí muy integrado”.
Es, con permiso de Mario Casas, el actor joven más sexy de España. Algo que no le molesta, pero tampoco le hace excesiva gracia. “El buen físico va y viene. Aparte de quitarme la camiseta quiero hacer un buen trabajo. Hay que convencer al público, sean jovencitas en FOQ o maduritas en Amar… Si les gustas es buena señal. Pero eso no me hace estar más tranquilo; al contrario, me motiva y me estimula para que mi trabajo sea más verídico. Si me llaman guapo, lo agradezco, pero no lo busco”.
Aunque cueste creerlo, asegura que no va al gimnasio y que prefiere jugar al fútbol con amigos o esquiar. Mientras su imagen inunda carpetas escolares o revistas para jovencitas él sigue con sus estudios de Comercio Internacional: “Al fin y al cabo, ser actor es una manera de venderte, es márketing”.
El éxito no le nubla y dice que si su carrera de actor no prospera le gustaría trabajar detrás de las cámaras. “Me encanta este medio, ser director, operador…”. Este mes comienza a rodar Cicatrices, película coral en la que también estará Luis, y a la espera de cumplir su sueño de “hacer una gran producción con Bruce Willis, aunque solo diga una línea [risas]”, prefiere evitar que le cataloguen de actor promesa. “Todos lo somos ¿no? Esas cosas prefiero dejarlas a un lado. Ya se verá”.
Caín contra Abel
La tensión entre Ángel y Culebra aumenta semana a semana.
Las sospechas de que alguien de la familia Castillo Rey tiene contacto con los malos precipita los planes de Ángel. Antes de revelar a Padre (Manuel Navarro) el paradero de los niños quiere destruir a su hermano, acabando con lo que más quiere, Sandra. “No quiere pillarle en una esquina y atizarle, sino acabar con todo lo que le importa o a lo que tiene cariño. Y luego eliminarle”, aclara Maxi.
“Culebra está muy pendiente de él. No se fía y no le va a permitir que haga nada a los que quiere”, dice Luis. En el próximo capítulo, además, Mario (Antonio Garrido) y Jimena (Angie Cepeda) tendrán que tomar una importante decisión sobre su futuro.
Me encanta Ana Fernández me gusta como actua esta actriz.¡ Sigue asi Carlota!
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